Hace 10 años también tuvimos una ola de calor en Londres,
aunque aquella duró menos. Las temperaturas en el metro eran insoportable y yo viajaba
sin darme cuenta que estaba ya en trabajo de parto. Tenía contracciones y respiraba
raro, cuando una señora me preguntó si estaba bien le dije que no se preocupara
y me bajé en mi estación. Doce horas mas tarde tenía un bebote en mis brazos.
Dentro del hospital hacía más calor que afuera y yo solo quería dormir. Luego
empezó a llover, igual que hoy, y el agua no paró por un mes.
Esto lo sé porque mi madre se quejaba del clima. A mi me
daba lo mismo, había conocido al amor de mi vida y mientras pudiera estar con
él, el clima daba lo mismo.
Que hayan pasado 10 años no deja de sorprenderme. Sin embargo,
cuando miro hacía atrás, veo las cosas que vivimos juntos, me doy cuenta que nada nunca hubiera sido tan
fácil, ni tan posible, si
no lo hubiera tenido a mi lado. Esa sonrisa de ojos
chinos, esa capacidad de reflexión y la tranquilidad para enfrentarse a
cualquier problema. Con él no existe el pensar apurados, hay mesura, hay empatía,
hay siempre ponerse en los zapatos del otro.
Hoy probablemente vaya a echarme la bronca por publicar
ésto, por que dice que los adultos insistimos con proteger a los niños en la web pero después
publicamos sus fotos y sus fechas de nacimiento sin siquiera preguntarles. Y
tendrá razon, como siempre, mi pequeño maestro Tomás. Aquí por nuestra primera década juntos!