Dios... que minutos tan largos! No venían y yo como loca pensando que seguro que salió algo mal, que Tomás no quiso la mamadera, que se la vomitó en la cara al padre, que el padre no lo puede calmar porque se quedó con hambre y no hay teta, que como llora como loco no lo puede vestir, que de tan locos que estan, el Rubio no puede ni agarrar el teléfono para llamarme y pedirme auxilio.
Obviamente despues de casi 3 horas de haberlos "abandonado", aparecen los dos muy campantes bajando por la callecita de los árboles divinos; ellos, los más cool del planeta. El Rubio sonriendo, Tomás durmiendo. Y ahí me entero lo que en el fondo de mi corazón ya sabía, que se re manejaron, hicieron fiaca, charlaron, se bañaron, se vistieron, desayunaron, se cagaron de risa. Todo esto mientras yo consideraba seriamente tirarme abajo del colectivo.
Después nos fuimos los 3 a mirar el rugby a un pub, adonde por primera vez en 4 meses pude leer el diario de punta a punta sin interrupciones mientras mis chicos alentaban al equipo. Me encantan las tardes de fiaca en el pub, yo siempre tan abierta a esto de la doble nacionalidad.


2 comentarios:
Yo sigo fascinada por la cara de concentración que pone tu hijo cuando mira la tele! No se puede creer!
Nena, bien por vos, algo de me-time!
A mi más que fascinarme me preocupa. La tele-addicción corre en las dos familias y no quisiera que la herede... igual creo que es normal a esta edad, miran porque es una fuente de luz que cambia de forma y color (me quiero convencer)
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