Ya en casa, la que se empezó a quejar fue mi amiga la maestra. Que los nenes hay que bañarlos en bañadera para que se relajen bien, además el agua les recuerda el útero y bla, bla, bla. A Tomás lo bañamos hasta el mes en la pileta de la cocina.
Finalmente, admitimos que ya habia crecido lo suficiente para darle su primer baño en la bañera grande, y desde entonces disfruta de su evening swim todas las noches.
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