sábado, 30 de mayo de 2009

Teta

Tomás está enamorado de su teta. Es un idilio que progresa con el tiempo, a veces pienso que la quiere más ahora que no depende exclusivamente de ella. Es raro, tan indepediente que es él yo pensaba que en cuanto empezara a manducar comida como lo hace se iba a olvidar de la teta. Pero es al revés. A la tarde, cuando el sol pega de lleno en su habitación, nos sentamos en la mecedora a tomar la teta. A veces la suelta y se queda acurrucadito mirándome. A veces nos dormimos los dos ahi. Estamos hechos unos cursis almibarados.

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