jueves, 20 de agosto de 2009

Lamento boliviano

A mi me sorprende que mi marido todavia no me haya dejado. No debe ser facil vivir con una persona que un dia exulta felicidad y al dia siguiente piensa que su vida es la peor. El martes a la noche me puse a llorar acurrucadita en el sillon, despues de echarle la culpa de todo y la vez decirle que en realidad no pienso que todo sea su culpa pero que igual mi vida es una mierda, que no se si estoy haciendo lo correcto y que ademas como puede ser que él, que esta mucho mas cansado que yo, nunca se queje? Claro, porque el no tiene que cuidar al niño todo el dia, y ni me hagas acordar que hace como un mes que no hay comida en la casa y se termino la pasta dental y ni te diste cuenta. El me dijo que no tiene sentido quejarse de la situacion actual (muchas horas laburando, nada de guita, pocas horas con Tomás) porque igual eso no cambia nada. Y me abrazó.

Ando cansada, frustrada, sin plata y extrañandolo mucho a Tomás cuando me voy a trabajar. Ayer me planteaba que sentido tiene ir a trabajar y dejar a mi hijo si igual la guita no alcanza para pagar las deudas. Es que si no trabajaras ni siquiera podriamos PENSAR en pagar las deudas algun dia, me explico mi querido conyuge. Por ahi tiene razon.

Yo creo que la frustracion se potencia por la situacion en en laburo. Estoy trabajando sola y mucho tiempo en la oficina. Yo me muevo como pez en el agua entre la gente, en la calle, llendo de un lugar a otro, pim, pam, pum. La oficina es una mierda, edificio viejisimo, caluroso, con olor a encerrado, eternas peleas por el aire aocndicionado, cajas de papeles por todos lados. Yo creo que la oficina de La Tregua debe haber sido asi de chota. (Y encima mi Avellaneda esta de vacaciones). Todo esto no ayuda a la concentracion, que en mi caso es inexistente de todos modos. Me paso el dia boludeando en internet (como ahora) sin hacer lo que deberia, con lo cual empiezo el dia siguietne con mala onda, pensando que en cualquier momento se van a dar cuenta d que vengo re atrasad con las deadlines y se va armar el quilombo. Las tardes son interminables, me la paso mirando el reloj esperando que se hagan las 4 .30 para ir a buscarlo a Tomás, extraño su risa, extraño abrazarlo y decirle beso, beso y que el tire trompitas al aire. Deci que hay un compañero que me hace un tecito mas o menos cada 3 horas, que si no no sé que seria mi vida.


Me pregunto si todavia disfruto de mi trabajo y la verdad es que no quiero ni averiguarlo. Sé que este es el unico lugar adonde me van a dar tanta licencia y flexibilidad si quiero tener otro bebé. Hoy me entere que una amiga esta embarazada. No sabes las ganas que tengo yo de tener otro bebé. Y aca me largo a llorar de nuevo. Si la guita no alcanza con uno, imaginate con dos. Porque eso si, yo creo que con dos bebes algo vamos a tener que inventar pero yo laburar ni loca.

4 comentarios:

Maguita dijo...

no sos la única vale, la contradicción y el lamento parece que son parte indisoluble de la esencia femenino-maternal del siglo 21! con una amiga reflexionábamos el otro día, cómo no tener un poquito de la linealidad de los hombres ante las cosas importantes de la vida! (y también de las cotidianas, por qué no?). besos y fuerzas!!

Conjuro dijo...

Venga, venga, que le hacemos un lugar en Antena Libre, plata no hay, pero es bastante divertido.
Vamos, no me llore, no sea marica.

Mary dijo...

Vale a todas nos pasa de tener ups and downs. aca nos quejamos que estamos solas, sin familia y con mucho por hacer. Estoy segura que si estuvieramos en Argentina nos quejariamos por otra cosa.
Espero que este periodo no te dure mucho y puedas estar bien pronto. Te mando un beso y un abrazo grande y cuando quieras y tengas ganas pasa' por casa que con mate (y alguna tortita, por que' no?) te desahogas tranquila! ;-)

Valeria dijo...

Te digo que volver a Antena Libre no me disgustaria para nada, y tomar sol en la cancha... lindo plan.

Mary, voy a pasar a comer torta en cualquier momento, te lo prometo, lo que pasa es que ahora solo tengo un dia por semana libre. Gracias por el aguante