martes, 11 de agosto de 2009

Juguetes

La siesta no se inventó porque sí nomás. Es sabido que nuestros niveles de concentracion decaen despues del mediodía y sobre todo si comimos algo. A veces no es exactamente modorra, hoy por ejemplo es una falta de concentracion importante, una capacidad de dispersion que me impide limpiar la maldita bandeja de entrada. Entonces divago y entro a leer Las 12.

Hace algunas semanas le regalé a Tomás un chango para muñecos (que me pareció menos trabajoso que quitarle el suyo cada vez que se pone a chupar las ruedas llenas de barro). Una sóla mamá dijo “que bueno” cuando se lo mostré. Las demas -todas madres de varones- no se coparon tanto. No había una carretillita, me dijo una? Más vale que le pongas un oso ahi, no una muñeca.

Justamente este
articulo habla de eso, de como se establecen los roles de nenas y nenes a traves del juego. No sé, como que hay tanto por decir al respecto, no?

2 comentarios:

Patito dijo...

Muy buena la nota, opino lo mismo.

Me encanto tu carro para Tomas y ponele un muñeco si queres, no se va hacer gay por eso!!!!

Conjuro dijo...

Hace mucho que no me cruzaba con alguien que leyera Las 12.
Si Tomás te sale gay, lo cual no sería un problema, seguramente sería uno de esos de jean/cuero/barba/gorrita que bailan tango en Locademia de Policías.
Un gigantón, rubio bailando apretadito al ritmo de Caminito.