miércoles, 20 de enero de 2010

Ayer en el metro iba una bebita llorando como loca. Todo el vagon con cara de no aguantarla mas, era chiquita, apenas unos meses y la madre con cara de no saber que hacer. Los chiquitos a veces no dan mas de calor, cansancio o dolor y no hay con que consolarlos, no? Yo iba sentada al lado y me dieron ganas de acunarla. Si hubiera sido el mio probablemente lo hubiera querido tirar por la ventana. Cuendo me ganas de acunar a ese bebé ajeno empece a entender como algunas mujeres son adictas a tener bebés. Los bebés tienen algo que te puede llegar a hacer adicta, no se bien que es pero ahora entiendo la sensacion.

En este momento estoy baby -obsessed, no se si sera que el mio ya no es bebé, que genuinamente siempre quise mas de uno o que es la unica salida que le veo a este laburo que me esta volviendo una persona triste y malhumorada. Vos fijate las comodidades del primer mundo, que una de las alternativas para tomarte un año de licencia sea tener un hijo, con todo el trabajo qu eso genera. De todos modos, cuando me olvido de la oscuridad que me sobrevivo a los 8 meses de mi hijo, ese momento en que no veia una salida, en que todo me parecia el fin del mundo, cuando logro sobrepasar ese momento, la verdad que quedarme en casa no es mala alternativa al commute y la merde que me rodea en ciertas ocasiones. Claro, cuando estoy en casa criando hijo la vida en la oficina me parece un idilio.

O quiza sea simplemente que en esta oficina hace mucho calor y las neuronas se me atontan mas que de costumbre.

No hay comentarios: